Pidenos presupuesto
Pintar una comunidad de vecinos no es una tarea fácil. Son muchas las zonas comunes las que hay que tener en cuenta a la hora de pintar. Hay que saber distribuir por áreas el trabajo de pintado para no dificultar demasiado el tránsito de los vecinos, hay que evitar bloquearles la entrada y la salida al interior y exterior del edificio.
Pintar los edificios de una comunidad es de obligado cumplimiento según la Ley de Propiedad Horizontal art.10, que dices así: “Será obligación de la comunidad la realización de las obras necesarias para el adecuado sostenimiento y conservación del inmueble y de sus servicios, de modo que reúna las debidas condiciones estructurales, de estanqueidad, habitabilidad, accesibilidad y seguridad”.
Las zonas que tenemos que pintar en una comunidad de vecinos son las siguientes:
Si el edificio dispone de trasteros y garajes en la zona inferior el procedimiento será el mismo pero, en este caso, también tendremos que pintar el suelo y las líneas de señalización del parking. El suelo será lo último que pintemos.
El exterior del edificio es más importante de lo que creemos. Esta es la primera imagen y una fachada en mal estado puede causar rechazo por las personas que pasan delante de ella. Por mucho que el edificio por dentro sea el más bonito y el mejor cuidado de todos, una fachada en mal estado puede romper todo ese glamour del interior.
La fachada hay que pintarla cada cierto tiempo para eliminar imperfecciones derivadas de las condiciones climáticas.
Si bien es cierto que pintar la fachada del edificio de la comunidad es obligatorio si se trata de una obra necesaria para el adecuado mantenimiento y cumplimiento del deber de conservación del inmueble y de sus servicios e instalaciones comunes, es posible que los vecinos del edificio se tomen su tiempo para aprobar el presupuesto para pintar, fijar la derrama y la forma de pago. Por eso, lo primero que debemos preguntarnos es qué tipo de actuación queremos realizar. Una vez que tengamos claro el tipo de obra, se deben estudiar y comparar varios presupuestos para asegurarnos de que estamos consiguiendo un precio asequible y un trabajo de calidad para el tipo de obra que queremos realizar.
Por lo general, pintar una fachada cuesta por término medio alrededor de 12-15 €/m2, pintura y mano de obra incluidas, aunque pintar una fachada con pintura blanca, previo saneado con agua a presión, puede salir por unos 25 €/m2 con material. En todo caso, el precio dependerá de la superficie que se quiere pintar, la calidad de los materiales, si se necesitan andamiajes o sistemas de poleas para llevar a cabo la obra, la duración de la obra y el coste de la mano de obra ya que cada profesional cobra una tarifa diferente.
Es recomendable pintar la fachada cada 5-7 años. Una vez que la Comunidad de Propietarios ha decidido contratar a una empresa para pintarla, hay que decidir qué tipo de acceso se va a utilizar para llegar a la superficie de los paramentos o paredes. Normalmente es la empresa la que propone el medio, y no pocas veces ofrece acceder mediante cuerdas y con las mismas técnicas utilizadas en la escalada y espeleología. Es lo que se denomina trabajos verticales.
Una vez solucionado el acceso a los paramentos o paredes de los patios interiores, se comienza con los trabajos en las paredes, por lo que lo primero debe ser comprobar el estado de las mismas. Cada deficiencia a tratar requiere un tratamiento específico, así que el tipo de obra dependerá del problema a solucionar: limpieza de la superficie a tratar, consolidación (tratamiento de grietas, fisuras o agujeros) e impermeabilización (pintura).
En el mercado hay una gran variedad de pinturas, pero una buena pintura para fachadas debe ser resistente al sol, impermeable, transpirable al vapor de agua, hidrofugante, duradera, resistente al desgaste, que tenga una buena adherencia al soporte, antimoho, antigrietas y, a ser posible, que sea autolimpiable para que la suciedad pueda ser eliminada mediante el agua de lluvia. Estas son las pinturas principales que suelen utilizarse habitualmente en la pintura de fachadas: a) pinturas acrílicas, muy fáciles de aplicar, impermeables y que suelen resistir bien a la intemperie; b) pinturas hidropliolite, un revestimiento a base de resinas acrílicas muy duradero y con una alta resistencia a la intemperie que está indicado en fachadas en mal estado; c) pinturas siloxánicas, impermeables, repelentes al agua, antimoho, autolimpiables con el agua de lluvia y muy resistentes a la intemperie, por lo que están indicadas especialmente para climas extremos y muy húmedos; d) pinturas elásticas, ideales cuando se necesita impermeabilizar y recubrir un soporte con pequeñas fisuras; e) pintura termoaislante, un recubrimiento de alta tecnología con microesferas de vidrio huecas que tiene propiedades anticondensación y antisonora; y f) pinturas de silicato, muy duraderas y resistentes a la intemperie con silicato potásico que se adhiere a superficies de origen mineral como ladrillos, hormigón y revoques.
Antes de elegir la pintura para la fachada hay que tener en cuenta una serie de factores: a) la ubicación de la fachada, ya que si se encuentra en una región muy lluviosa habrá que recurrir a productos resistentes al agua, mientras que si se encuentra en una zona de mucho sol y altas temperaturas será conveniente que la pintura sea resistente a los rayos UV; b) el estado del edificio, porque si la fachada presenta grietas, fisuras, moho o mal aislamiento, habrá que solucionar estos problemas antes de proceder al pintado; c) adherencia de la superficie, ya que si tiene una buena adherencia no será necesario aplicar una capa previa de imprimación; y d) rendimiento, calidad de la pintura y nivel de cubrición, ya que cuánto mayor sea el rendimiento y el nivel de cubrición, menos pintura habrá que aplicar. Además, es muy importante aplicar una pintura que sea transpirable, porque si no el vapor de agua del interior y las sales que arrastra buscarán un punto débil por el que salir al exterior dando lugar a manchas de humedad, ampollas y desconchados.